Aquel día del trabajador de 1994, el as del volante de esa época, Ayrton Senna, no quería salir a pista, a esa mal diseñada pista de Imola, en donde un día antes, en la prueba de clasificación había perdido la vida el austriaco Ronald Ratzenberger.
Esa maldita curva de Tamburello se llevó la vida de un gran piloto pero por sobre todas las cosas, se llevó la vida una excelente persona que no se jactaba de ser la figura mundial que era y siempre estaba presente para quienes más lo necesitaron.
Cuándo el efecto frío que causó su muerte ya había hecho su trabajo, el mito comenzó a vivir, cuándo se lo sacó del cockpit se le encontró envuelto en una bandera de Austria con la cuál quería rendirle homenaje al austriaco fallecido.
Se fue un grande, el último piloto muerto en pista, a partir de ese 1994 las medidas de seguridad comenzaron a llevarse a cabo de una manera más profesional.
Siempre estarás en nuestros corazones!!!
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